Somos una familia campesina de Puerto Berrío, Antioquia, que cultiva cacao en un sistema agroforestal lleno de vida y tradición. Todo comenzó hace más de 10 años con la siembra que inició nuestro padre, inspirada en el chocolate que preparaban nuestros abuelos, cuando ellos mismos tostaban y molían el grano.

Con esa memoria viva en el corazón, decidimos crear nuestra propia marca de chocolate de mesa: un regreso a los orígenes, al sabor auténtico del cacao 100% natural, sin azúcares añadidos y sin aditivos.

Creemos que el verdadero chocolate no necesita nada más. En un mundo donde la industria ha despojado al cacao de sus nutrientes para otros usos, nosotros lo honramos como alimento sagrado. Nuestros procesos son completamente artesanales, desde la cosecha hasta la molienda, preservando la esencia, el aroma y la fuerza del cacao puro.

Así nace nuestro chocolate: con historia, con propósito y con las manos de una familia que ama su tierra.